Yukio Mishima, la belleza de la acción
«La acción tiene el misterioso poder de compendiar una larga vida en la explosión de un fuego de artificio. Se tiende a honrar a quien ha dedicado toda su vida a una única empresa, lo cual es justo, pero quien quema toda su vida en un fuego de artificio, que dura un instante, testimonia con mayor precisión y pureza los valores auténticos de la vida humana”.
Yukio Mishima, genial escritor japonés, novelista y dramaturgo, nació en Tokio en 1925. Fue uno de los mejores escritores de todos los tiempos, estando tres veces nominado al premio Nóbel, el cual nunca alcanzó, por su abierta adhesión al fascismo.
Acudió con presteza a enrolarse en el ejercito japonés durante la II Guerra Mundial, influido por la mística y sacrificio Kamikaze, pero finalmente no fue admitido.
Mishima representa la defensa de la causa identitaria llevada hasta su última consecuencia. Su obra esta impregnada del desprecio al sistema demoliberal, a las constituciones racionalistas, a la economía capitalista, a los EE.UU. y al comunismo.
Por otro lado su pensamiento destila un amor por la identidad de su tierra, por sus valores ancestrales y por un glorioso pasado imperial. Sentía admiración por determinados militantes de izquierda, como ya hiciera Ledesma Ramos con la CNT, sobre todo por su acción combativa.
La acción, la fortaleza física, el arte, el trabajo y el espíritu de compromiso eran principios que Mishima glorificaba de manera casi obsesiva.
»El problema es que la situación política moderna ha comenzado a actuar con la irresponsabilidad propia del arte, reduciendo la vida a un concierto absolutamente ficticio; ha transformado la sociedad en un teatro y al pueblo en una masa de espectadores, y, en definitiva, es la causa de la politización del arte; la actividad política ya no alcanza el nivel del antiguo rigor de lo concreto y de la responsabilidad»
Yukio Mishima se opuso radicalmente a la globalización occidentalista, esto es, la americanización de Japón, pues era gran amante de las tradiciones niponas. Lo cuál no esta reñido con la influencia europea de su obra (Cervantes, Platón, Goethe…)
En 1968 creó una milicia activista llamada La Sociedad de los Escudos, al estilo samurai, con la que luchaba por la causa identitaria japonesa frente a las injerencias extranjeras, que se daban en todos los ámbitos de la vida (mercado, política, cultura…)
En 1970 cuando Mishima contaba con 45 años, junto a la Sociedad del Escudo, irrumpieron en el cuartel del ejército, reteniendo al jefe del estado mayor, el General Kanetoshi Mashita. Su sentido heroico de la acción y de lucha por la identidad japonesa le llevó a una rebelión contra la decadencia en la que estaba sumida la nación del sol naciente. Finalmente como protesta por la desmilitarización, americanización y pérdida de identidad de su país, en el despacho del jefe militar japonés, Yukio Mishima y ante las cámaras de televisión, se quitó la vida según el ritual tradicional del “Sepukku”, recordando a otros grandes héroes de la historia, que, prefieren la lucha y la muerte a vivir en un mundo en ruinas.
Mishima, sol y acero, espada y pluma, arte y acción, mártir de la causa identitaria japonesa, pervive hoy en las zonas más nobles de la memoria de todo patriota.
Texto extraído de la Asociación Cultural Carpetana: http://carpetana.wordpress.com/2007/09/10/14/
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